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TECNICAS EN MEDICINA ESTETICA

   

Consulta dieta macrobiótica


 

¿Qué es la dieta macrobiótica?

La forma macrobiótica de comer ha sido ampliamente practicada a través de la historia. Cada cultura y civilización aplicó principios de equilibrio para una selección y preparación adecuada de alimentos y desarrolló una cocina particular en armonía con su medio ambiente natural. La propuesta macrobiótica está no solo basada en aportar requerimientos nutricionales óptimos, sino también en ver los efectos de distintos alimentos y bebidas sobre nuestra mente, cuerpo y espíritu; la tradición y herencia ancestral; las siempre cambiantes condiciones ambientales y climáticas; la humedad, presión y otras influencias atmosféricas; la disponibilidad y posibilidad, y otros factores económicos; la forma de almacenar y otras consideraciones prácticas; tener una profunda comprensión de la relación de la Tierra con el Sol, la Luna y los demás cuerpos celestes; la evolución de la vida sobre este planeta; etc…

La forma de comer macrobiótica no es una dieta que se aplica rígidamente para todos, sino una propuesta dietética flexible que difiere de conformidad con el clima, medio ambiente, condiciones de salud, sexo, edad, nivel de actividad y necesidades personales.

La práctica dietética macrobiótica estándar suministra una variedad y selección prácticamente ilimitada para preparar alimentos saludables y deliciosos, ajustados a nuestros propios requisitos, necesidades y metas. No hay alimentos prohibidos en la forma macrobiótica de comer y no hay alimento que cure todas las enfermedades. La dieta macrobiótica está basada en una propuesta amplia que toma en cuenta el equilibrio de la energía y los nutrientes de los alimentos y observa las múltiples causas y efectos.

¿En qué consiste la dieta macrobiótica?

La dieta macrobiótica divide los alimentos, en función del efecto que producen en el cuerpo, en Yin y Yang. Desde Newton, los científicos han identificado la gravedad como energía que presiona contra la Tierra, produciendo una fuerza que mantiene todas las estructuras existentes sobre la superficie de la Tierra. Más recientemente los científicos han descubierto lo que se denomina antigravedad que tiende a lo opuesto de la gravedad, a separar materia. Estos descubrimientos modernos son lo que nuestros antepasados han experimentado durante siglos. Observando la naturaleza eran conscientes de 2 tipos de energías diferentes, opuestas y complementarias: la energía del cielo y energía de la tierra. En Oriente se llamó a estos dos tipos de energías Yang y Yin.

La energía del cielo o gravedad (energía Yang) se caracteriza por que es: centrípeta, contractiva, descendente, central, asociada a la acumulación, más caliente, etc. La energía de la tierra o antigravedad (energía Yin), tiene, entre otras características, que es: centrífuga, expansiva, ascendente, periférica, asociada a la dispersión, más fría, etc.
De acuerdo a esto, la macrobiótica presta atención al efecto de los alimentos en el organismo, y como tal, los clasifica en:

  • Alimentos extremo Yang: salazones, embutidos, huevos, quesos curados, pan, carnes rojas, carnes blancas, pescado, etc.
  • Alimentos extremo Yin: productos químicos, drogas, alcohol, bebidas industriales, estimulantes, chocolate, azúcar, leche, lácteos blandos, fruta tropical, verduras solanáceas, fruta cruda, verdura cruda, etc.
  • Alimentos centrados: cereales, legumbres, proteínas vegetales, algas, verduras de estación, frutos secos, frutas locales, endulzantes naturales, etc.

¿Cómo es el proceso de las consultas de dieta macrobiótica?

En una primera consulta se analiza el historial clínico del paciente, teniendo también en cuenta los aspectos emocionales que le han marcado a lo largo de su vida. Posteriormente se hace un estudio de la alimentación que ha llevado hasta el momento, incluyendo cambios alimentarios a lo largo de la vida y si es posible, también de la alimentación que llevó la madre durante el periodo gestacional.

A continuación se realiza el diagnóstico siguiendo principalmente la metodología de Diagnóstico Oriental, en la que se tienen en cuenta:

  • Estudio constitución / condición.
  • Rasgos faciales (Bo-Shin): los ojos, las cejas, y la nariz.
  • Condición de la piel, color, manchas, lunares, granos y otras condiciones generales.
  • Estudio de los ojos: esclerótica y párpados.
  • Diagnóstico por el cuerpo.

Una vez se ha realizado todo el estudio completo se procede a proporcionar las recomendaciones nutricionales más adecuadas para la persona, explicándole siempre una base teórica, para que entienda las razones por las cuales se le recomendará consumir unos alimentos y evitar otros. El paciente recibe un dossier explicativo para su mejor comprensión donde se adjunta una serie de recetas para que pueda ir realizando la alimentación recomendada. Además, se incluye al final un planning semanal en el que el paciente puede ir orientándose en los primeros momentos, para obtener la combinación adecuada de alimentos.

Se le recomienda al paciente que vuelva a una segunda consulta a los 30-60 días de haber empezado la dieta, dependiendo de la patología que presente (en caso de cáncer o patología severa, serían 30 días, en otros casos con patologías leves podría ser hasta 60 días). En esta segunda consulta se valora cómo ha realizado la dieta, se le resolverán dudas y se irá ajustando la dieta, con la posibilidad de ir introduciendo algún remedio extra.

En una tercera consulta, a los 30-60 días de la segunda se revisaría de nuevo al paciente. Se valorarán los efectos de la dieta y dependiendo del caso se le darían las recomendaciones alimentarias estacionales a seguir o, si es un caso grave (por ejemplo con un cáncer o enfermedad degenerativa), tendría que seguir realizando revisiones hasta la mejora de los síntomas del paciente.

 

La Dieta Macrobiótica Estándar

A continuación un esquema y explicación de la alimentación macrobiótica, tomando como modelo la dieta estándar, teniendo en cuenta que es sólo un “modelo de alimentación”, y como tal se va adaptando a las diferentes condiciones personales, climáticas, geográficas....

  • Del 50 al 60% de la alimentación diaria deben ser cereales integrales: arroz integral, cebada, mijo, avena, maíz, trigo, centeno, trigo sarraceno, cuscus, bulgur, copos de avena, copos de cebada, harinas, pan, etc.

Se debe dar preferencia a los cereales en grano, en particular si hay problemas serios de salud. Ya que los cereales en forma de harinas son más difíciles de digerir, y al oxidarse pierden muchas propiedades.

  • Debe haber sopa 1 o 2 veces al día. Las sopas son en general de verduras, pero pueden también incluir cereales, legumbres, algas, pescado... Una sopa particularmente aconsejada es la sopa de miso, debido a los efectos benéficos que el miso (pasta de soja fermentada) tiene en la regeneración de la flora intestinal.
  • De un 25 al 35% de verduras variadas. Las verduras deber ser cocinadas y preparadas de diferentes formas. Pero es importante que algunas estén cocinadas durante mucho tiempo, y otras levemente o consumidas en forma de ensalada cruda.

Verduras de uso diario incluyen: cebolla, zanahoria, calabaza, brócoli, col, perejil, nabo, champiñones y setas, germinados, nabizas, berzas....
Verduras como la patata, los tomates, las berenjenas, son generalmente desaconsejados, o se deben usar muy ocasionalmente si se tiene una buena salud.

  • Del 10 al 15% de la alimentación legumbres, derivados de las legumbres y algas. Las legumbres incluyen garbanzo, lentejas, azukis, judías blancas, pintas, y todas las legumbres disponibles en los diversos climas. Los derivados de las legumbres como tofu, tempeh, natto, seitan (en este caso es una derivado del trigo, pero es un alimento con un alto contenido proteico, por eso se incluye en este apartado) pueden y deben también ser usados regularmente. Las algas hay que usarlas en pequeñas cantidades, cocinadas con verduras, legumbres o cereales. Las algas para uso regular tienen nombres como wakame, kombu, aramé, hiziki, nori entre otras.

Además de los alimentos mencionados antes, la dieta macrobiótica estándar incluye en cantidades variables los siguientes alimentos:

  • Semillas y frutos secos – semillas de sésamo, de calabaza, de girasol; avellanas, almendras, nueces, piñones.
  • Frutas de estación y del área geográfica en que vivimos – manzanas, peras, albaricoques, melocotones, castañas, melón, sandía, uvas, etc.
  • Pescado, preferiblemente blanco – merluza, lenguado, rodaballo, dorada....
  • Bebidas diversas, en especial tés tradicionales, cafés de cereales, zumos de verduras o frutas. Si se tiene una buena salud, o en situaciones especiales una pequeña cantidad de bebidas alcohólicas, como cerveza, vino o whisky de malta.
  • Aceites y condimentos como aceite de sésamo, girasol o maíz, condimentos como vinagre de arroz, vinagre de ciruela umeboshi, gengibre, algunas hierbas aromáticas... Los aceites deben ser de primera presión en frío y no extraídos a altas temperaturas con disolventes químicos a base de petróleo (como la mayoría de los aceites del mercado).
  • Los condimentos para uso de mesa, aunque se utilizarán en muy pequeñas cantidades, son bastante importantes, en especial si hay problemas de salud. Los condimentos principales son gomásio (semillas de sésamo con sal), umeboshi (pickle de ciruela), tekka (condimento producido a partir de diferentes raíces), semillas de sésamo, condimento de cebollín.....

En la práctica macrobiótica se considera que los alimentos a evitar o a usar muy esporádicamente son: carnes rojas o blancas, huevos, productos lácteos, azúcar, verduras o frutas de origen tropical, café o té negro, alimentos refinados y con química.

 

Ventajas de la Dieta Macrobiótica

  • Suministra un equilibrio completo de nutrientes y energía, adecuando la dieta a cada persona según su constitución física, el país donde vive y la estación del año.
  • Te enseña a comer alimentos nutritivos y naturales. Además, une a la dieta remedios naturales, limitando el uso de compuestos químicos sólo cuando sea necesario.
  • Mejora la salud en general, pero también en casos de cáncer y enfermedades degenerativas.
  • Mejora la vitalidad, la memoria, la capacidad de concentración, y la calidad del sueño.
  • Ayuda a mejorar el equilibrio a nivel emocional.
  • Facilita la eliminación de toxinas, lo que contribuye a la cura de condiciones producidas por este problema, gracias entre otras cosas a que las algas son desintoxicantes naturales.
  • Los alimentos recomendados contienen carbohidratos con bajo índice glucémico, lo cual favorece la pérdida de peso de una forma equilibrada.
  • Brinda un alto aporte de fibra, vitaminas y minerales, gracias en parte al consumo de cereales integrales, que a nivel nutricional tienen amplios contenidos de carbohidratos complejos y fibras, que contribuyen a fluidas funciones digestivas y eliminatorias; vitaminas B, que estimulan el sistema nervioso y aseguran buenas funciones mentales; proteínas de alta calidad que contribuyen a un mejor crecimiento y mantenimiento corporal y un mejor funcionamiento hormonal; calcio y otros minerales que construyen huesos y dientes fuertes y hierro, otros minerales y vitaminas que fortalecen la sangre y su circulación.
  • La dieta macrobiótica busca el equilibrio físico, emocional y espiritual. La dieta ayuda a hacerse más consciente de que es importante ir equilibrándose a todos los niveles para vivir felices.

 

Observaciones sobre la dieta macrobiótica

La dieta macrobiótica tiene muchas ventajas pero es importante asesorarnos por un experto y seguir sus pautas, ya que es extremadamente sabrosa y variada, si la práctica en la cocina es apropiada. Aunque también puede ser bastante austera y sin sabor si la práctica no está bien confeccionada y puede conducir a desórdenes como:

  • Disminución de la masa muscular, ya que el consumo de proteínas es mínimo.
  • Anemia y hasta desnutrición, debido también a la insuficiencia de proteínas.
  • Insuficiencia renal, ya que restringe el consumo de agua.

Estos desórdenes que han podido darse en algunos casos, son debidos a un mal seguimiento de la dieta. Por eso es importante realizar un historial clínico, un diagnóstico personalizado para cada paciente, un seguimiento y un aprendizaje de una buena práctica culinaria. Si por ejemplo una persona cuyo trabajo requiere una actividad física importante desea hacer la dieta macrobiótica, es evidente que el aporte de las proteínas será mayor en su dieta, ya que son fundamentales. spot

 

   
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